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Confinamiento y todo eso



¿Cuántas dolencias se guardan bajo la gran alfombra de la rutina y la productividad?

Luego de que colapsara mi apéndice hace pocos días -y previo a eso- venía masticando una reflexión, a propósito de la pandemia y el confinamiento, ya que sentía que poco a poco -y no tan de apoco- me iba alejando del tan antiguo y sagrado ritual de la alimentación. 
Ritual que aprendí a valorar en los momentos en los que me tocó transitar la naturaleza, la montaña, sin tanta comodidad ni instantaneidad, tiempos en los que tuve que recoger leña para hacer un fuego y calentar agua, por eso todo era conexión y agradecimiento. Fueron momentos en los que justamente sentí mi cuerpo más feliz, nutrido, fuerte y en calma. Tiempos de crecimiento  que me llevaron a adoptar una dieta vegetariana, sin gaseosas ni alcohol, alejada de los procesados y demás. 

Entonces hoy heme aquí, en una capital, confinada, intentando gestar trabajos a distancia, queriendo voluntariamente "volver a la industria", por lo tanto muy cerca de toda una vida alimenticia como se vive en esta dimensión: Instantánea, como un trámite, sin horarios, a la luz de una pantalla, y con todas las comodidades a la mano. 

¿Resultado?

Fui soltando la mano del autocontrol, sobre todo en las harinas y los azucares, luego vinieron los snacks procesados, las golosinas y bueno, todo esos alimentos ricos en grasas y azúcar que son estimulantes y que respondían finalmente a un episodio ansioso que no estaba mirando.  Todo esto se daba en el marco de encierro, de frío, de ver una película con mi amiga, de "picar algo rico" y claramente de no saber decir basta.

Cabe destacar que la disciplina es un gran punto en mi vida que en diferentes escenarios intento fortalecer y hoy me pega fuerte, sobre todo en lo que respecta a mi cuerpo físico. Subí de peso rápidamente y sentí la necesidad de hacer algo al respecto, estaba comenzando a planear mover un toque el cuerpo, y de alguna manera podía sentir cómo se estaba gestando una cachetadita del universo para mi falta de atención a las señales, así que bueno, solo me quedó hacer frente a esos dolores insoportables y terminar en una operación de urgencias que hoy me tiene reflexionando y practicando las buenas costumbres aprendidas alguna vez en el bello caminar.

Entonces pienso en la pregunta con la que abrí este texto, porque si bien creo que siempre he estado muy cerca de ser una persona ansiosa, hoy me toca verlo de frente, es decir: Cómo lidio yo con el estrés, con la preocupación,  con aquello que me produce ansiedad. Cómo tramito mis emociones, de qué manera vivo mi voluntad, ¿Tengo voluntad propia? ¿Me mueve la panza? ¿Cómo elevo conscientemente mi voluntad? 

Hoy intento hacer carne mis reflexiones, mirar mis deseos, placeres y pasiones con la intención de poder integrarlos sana y armónicamente en mi existir, añadiéndole un poco de corazón, de amor, y también un poco de razón y disciplina a este cuerpito físico que nos acompaña de manera tan noble en toda nuestra aventura-aprendizaje de vida. 

Me dispongo a volver a acercarme de manera consciente al ritual de la comida, volviendo a encontrar en este sagrado y ancestral ejercicio, la nutrición y la medicina en balance con el placer, volviendo a respirar y mirar como cuando me encontraba en la naturaleza, agradeciendo cada gota de agua, cada alimento cosechado, preparado con la profunda intención de que me diera energía y nutrientes para crecer y llevar a cabo mis tareas. 

Finalmente este es mi desafío, porque para mí, ayer en el monte ese estado de calma y de sacralidad en lo cotidiano era algo que se daba sin esfuerzo, era parte de vivir así. Pero hoy, en un presente instantáneo, integrar esa conciencia es la gran tarea y por lo tanto es donde está finalmente la riqueza, la integración de los opuestos, el balance de una dimensión y de otra, de una vida y de otra, para no tener que elegir, sino que poder crear conscientes EL MUNDO QUE CADA UNE QUIERE VIVIR.



Aquí una rica comida haciéndose, allá por el 2015, muy cerquita de la Sierra Nevada de Santa Marta, departamento de Magdalena, Colombia.



Comentarios

  1. Te amo alta reflexión! Lo Ancestral de la comida el ritual de lo sagrado

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